Me sorprendo escribiendo estas palabras con mucho gusto, pero también con mucha dificultad, realmente quisiera poder transmitir en este pequeño texto lo grande del significado de pertenecer a MOPREL, espero lograrlo.

Cuando un niño comienza a crecer, sus padres son los encargados de acompañarlo en su proceso formativo, sin embargo, cuando este pequeño llega a la adolescencia, lo último que quiere es que sus papás le sigan diciendo qué hacer y mucho menos en qué creer; y aquí es dónde MOPREL toma otro sentido en la vida de los jóvenes.

MOPREL es un grupo en el que los adolescentes de secundaria eligen participar por convicción propia, muchos pensando que con ello podrán hacer alguna visita de acción social con sus amigos, otros solo para ocuparse en algo y unos más inciertos de lo que realmente harán, sin embargo, todos buscan lo mismo: PERTENECER. Quizá no sepan a qué, pero quieren ser parte de algo y, mi experiencia en el camino de los grupos apostólicos como MOPREL es que los jóvenes no solo logran la pertenencia a “algo” que le da sentido a su vida, sino que les permite transformar su entorno y el de los demás provocando en ellos una gran satisfacción, pero también, abriendo los ojos a caminos y realidades que quizá nunca habrían contemplado.

En MOPREL trabajamos desde el encuentro con los otros, con los compañeros del colegio y con las necesidades del entorno, desarrollamos la fraternidad en nuestras sesiones semanales, pero destacamos el compromiso de servir a los demás, nos divertimos en la convivencia cotidiana y multiplicamos los valores lasallistas en complicidad con algunas instituciones o realidades dentro y fuera del colegio que nos permiten colaborar.

Si bien nuestros alcances no son monumentales, sí preparan el terreno para sembrar la semilla que en algún momento dará fruto, fortalecemos la fe desde la acción, construimos lazos que permanecen al estar unidos por los valores humanos y cristianos, y sobre todo, MOPREL permite a cada uno de los participantes (alumnos, exalumnos, colaboradores) ser un agente de transformación para uno mismo y para la comunidad.

En resumen, “moprelear” es un verbo que toca el corazón, y nos pone en acción.